Aquello de lo que no se habla en el futbol femenil

El futbol femenil crece todos los días, no solo porque cada vez ofrece un mayor espectáculo, sino por el interés que genera en millones de personas alrededor del mundo, lo que a su vez pone sobre la mesa distintos retos para todas las personas que estamos involucradas de una u otra manera en esta disciplina, desde las jugadoras, las grandes protagonistas, pasando por quienes se involucran en la dirección técnica y, por supuesto, el periodismo deportivo. 

Sin embargo, en todo este contexto de crecimiento constante del futbol femenil, aún hay deudas, acciones que se quedan cortas para las exigencias de las mujeres que practican este deporte. 


América y Necaxa, sol y sombra en la Liga MX Femenil, en cuanto a apoyo.



Los hechos bajo la alfombra


De vez en vez sale a la luz algún caso que devela violencia machista en el futbol: acoso sexual, agresiones sexuales, hostigamiento laboral, violencia económica, violencia psicológica, violencia digital, etcétera. 

Ante un panorama desolador en el sentido de la desprotección a la que se enfrentan las mujeres en el futbol, es necesario el actuar de instituciones como las mismas Ligas y Federaciones, pero también de los medios de comunicación. 

“Delicadas acusaciones”, “tema polémico” es lo que puede leerse en los portales o escuchar en las transmisiones cuando alguien es acusado de ser un agresor, como si fuera preferible no hablarlo, siguiendo la costumbre mexicana de hacer como si no pasara nada, como si al hacerlo, los pecados se borraran, como si las víctimas olvidaran lo ocurrido a causa del silencio o la opacidad. 

Cruz Azul Femenil durante un partido en el Clausura 2024. Foto: Jemima Sebastián




¿Por qué es un “tema delicado”? Porque aquello que incomoda prefiere echarse bajo la alfombra, mientas tanto, se presumen récords de audiciencias, posicionamiento mediático, títulos… pero detrás, en la oscuridad, hay jugadoras que fueron silenciadas para no manchar la reputación de un entrenador, de un preparador físico o de un club.

Mientras se exalta la llegada de un patrocinador o la firma de un convenio, hay más de una futbolista lidiando con la culpa al preguntarse por qué dejó que le pasara eso, aun cuando conscientemente sepa que la responsabilidad es solo de quien la agredió, la sociedad entera la hacen dudar de si acaso "ella lo provocó", y a eso hay que sumarle la incertidumbre laboral, los señalamientos, la dificultad de volver a su "vida normal". 

Hace siete meses se publicó el Protocolo 'modelo' para prevenir y sancionar el acoso y hostigamiento sexual, sin embargo, hasta ahora no ha existido mayor información sobre qué accioes ha tomado cada equipo, de las denuncias recibidas y el seguimiento a las mismas. Y mientras el tiempo pasa, es un secreto a voces que en muchos equipos imperan conductas de este tipo, pero que las jugadoras no denuncian por temor a represalias, ¿de qué tipo?, con no ser convocadas, no tener minutos o hasta ser despedidas y no encontrar equipo nuevo. 

Los medios como herramienta de denuncia 


Si los clubes o la Liga no actúan, también pueden aparecer los medios de comunicación, cuya presión puede ser tan fuerte que provoca hechos contundentes, como en el caso de la agresión de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso, en el que las redes sociales y la información en el espacio digital hizo que la denuncia tuviera mayor eco y se llegara a la sanción pertinente. 

Jorge Gómez fue señalado como agresor sexual, pero no recibió alguna sanción por parte del club o la Liga. Foto: Necaxa Femenil



¿En México pasa esto? Hace poco fue Proceso quien develó la serie de abusos cometidos por Jorge Gómez, que entonces era entrenador de Necaxa, pero cuyas acciones violentas venían desde años atrás, cuando trabajaba en la Selección Mexicana y luego en Puebla. Las víctimas hablaron, la mayoría de forma anónima, y dejaron en claro los abusos sexuales y la violencia psicológica cometida por el estratega, pero ni el club ni la Liga hicieron nada y, al contrario, muchas de las involucradas tuvieron que volver a guardar silencio pues empezaban a ser perseguidas por el mismo Gómez. 

Fueron pocos medios los que retomaron la noticia, se dejó ver que el pacto patriarcal es aún fuerte, ya que entre los mismos clubes evitaron que saliera aún más información al respecto o que se cuestionara la manera en que tratan con este tipo de temas. 

Lo que no se nombra no existe, entonces, si los medios de comunicación no hacemos hincapié en que las futbolistas viven una serie de violencias constantes como parte de su trabajo, es ser cómplices de un sistema al que es necesario reinventar. 




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