Un fracaso irreal

08 de julio de 2022
Tristeza, mucha tristeza. Enojo. Coraje. Frustración. Decepción. Esta noche ha sido un ir y venir de emociones. No se puede dormir. ¿Y si hubiera...? Ya no hay "hubieras". Ya no hay marcha atrás. ¿Fue real? Mucho, se siente por dentro, algo duele y no entiendo bien qué. 

México lleva dos ciclos mundialistas sin poder calificar. Foto: Adrianelly Hernández



Una de las mejores generaciones de futbolistas mexicanas se queda sin Mundial y otra vez sin Juegos Olímpicos, eso duele y mucho, pero duele más el cómo. Un equipo desconocido, unas jugadoras perdidas, una directora técnica sin decisiones claras, una afición apática. Quienes estamos dentro del futbol femenil (de la forma que sea) a veces creemos que todo mundo, como nosotras, vive para esto, pero no, hay demasiado camino por recorrer todavía, impera el desinterés, la falta de compromiso, el exceso de confianza... Ya no sé, y es que han pasado tan pocas horas que quizá sigo escribiendo al calor del dolor. 

¿Qué se hace mal? La lista es larga. Una Liga mexicana que tiene a cinco grandes equipos, ¿qué provoca?, que en realidad, la mayor parte del torneo no hay una competencia fuerte, ¿responsables?, los clubes, la misma Liga, también las jugadoras, se tiene que seguir exigiendo un torneo más competitivo, solo así se crece. ¿Qué más? Quienes toman las decisiones a nivel Liga y a nivel Federación, ¿por qué se convocan jugadoras que no están listas para la Selección Mayor? ¿Y luego por qué van de titulares? Duele. Duele porque una recuerda a Iris Mora llorando en el Estadio Azteca mientras canta el himno nacional, duele porque una recuerda a Maribel Domínguez sacando una pierna de quién sabe dónde y anotándole a Estados Unidos en Cancún, duele porque una recuerda el penal de Belén Cruz en la final del Premundial Sub-17 en el 2013... Una recuerda y entonces no se explica las razones.

¿Culpables? Ya lo dije, no es nombre nada más. Hoy mencionamos a Mónica Vergara, porque sí, es la cara al frente del fracaso y porque sí, desde atrás de una pantalla, los cambios, el parado, la estrategia, eran una obviedad, pero hubo algo que se rompió. En las últimas semanas, el ambiente en la Selección Mexicana cambió de tenor, suposiciones, teorías, un aire al pasado, lesiones, declaraciones... "van a ver a una Selección que jamás han visto". Se cumplió. 
Nunca he escuchado que alguien hable mal de Vergara, ninguna de sus pupilas ha tenido una mala palabra de ella, todo lo contrario, crea grupo, motiva... O eso parecía, pero cuando todo estaba puesto para que México marcará un hito, en su Premundial, en su cancha (donde juegan la mayoría de las seleccionadas), con su afición, con su prensa... Ahí fue donde el sueño se convirtió en pesadilla y ni siquiera supimos en qué momento. 

No han pasado 24 horas y la herida sangra más, porque de la entrenadora no hubo un reconocimiento al inminente fracaso, porque en medio de todo este torbellino quedan las aspiraciones truncas de las jugadoras y las ilusiones rotas de la afición. 

Y si lo ponemos en números: dos ciclos mundialistas en que esto no se logra, dos fracasos, ocho años, dos generaciones casi perdidas, 18 años sin Olímpicos, cuatro goles en contra, cero a favor, mil razones para llorar y una para tener fe en el milagro del repechaje. 

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