Un sueño cumplido

Tenía 13 años cuando la Selección Mexicana jugó su último partido oficial con público en el Estadio Azteca, fue aquella vez que se midió a Japón en el repechaje hacia el Mundial de Estados Unidos 2003 y en la que Iris Mora anotó un golazo, ese que quienes amamos el futbol femenil hemos visto cientos de veces, intentando absorber cada emoción de aquel momento. Tenía 13 años y pensé que jamás iba a poder estar ahí, en un estadio viendo jugar a mis ídolas, que desde entonces tuvieron nombre: Fátima Leyva e Iris Mora, las jugadoras que comenzaron a motivarme para seguir su ejemplo. Afortunadamente me equivoqué y 18 años más tarde pude cumplir un sueño, claro, los nombres eran otros, pero seguían siendo mis ídolas, ahora con apellidos Sánchez, González, Robles, Bernal... 

Maricarmen Reyes y María Sánchez marcaron los goles de México en el Estadio Azteca.
Foto: FMF


El extra a la realización de este sueño fue la Barra Feminista. El feminismo llegó con fuerza a mi vida hace unos dos años, cuando empecé a leer más al respecto y a conocer a mujeres que, como yo, tenían sus propias luchas, no sólo relacionadas con el deporte, sino en diversidad de espacios en los que las mujeres queremos tener presencia. Meses después de que me inicié en el feminismo (suena extraño quizá, jajajaja, pero tal cual lo veo así y lo agradezco, una iniciación), llegó a mí una invitación: "¿quieres unirte a la Barra Feminista?", desde entonces, mi afición al futbol femenil cambió por completo, pues me sentí parte de una comunidad en la que, además, compartía mis ideales en la lucha por la igualdad para las mujeres en el ámbito deportivo. 

Decenas de mujeres de la Barra Feminista nos hicimos presentes en el Estadio Azteca.


Y la noche del martes pasado, estar en las gradas del Azteca escuchando el "¡Viva México!" de Kenti Robles, pero junto a las compas de la Barra, fue un instante de magia completa. Armar las consignas..."pero hay que hacer una también para Colombia", y "si gana una, ganamos todas", "vamos a gritar los nombres de todas, empezamos de izquierda a derecha", y " vamos con la de los directivos que no pagan... esperen, ¡gooooooool de Maricarmen Reyes!", y ahora "¡vamos, Leicy Santos!", "parcera, hermana, aquí está tu manada", y "¡golaaaaaaaaazo de María Sánchez!". 

El partido de la Selección Mexicana Femenil en el Estadio Azteca es mucho más que un amistoso ganado, les algo que simboliza un cambio que pudiera ser radical; para empezar, son contadas las veces que el equipo nacional de mujeres ha pisado esa cancha: nos tenemos que remitir a 1971 con el Mundial Femenil celebrado aquí, cuando aquellas pioneras se quedaron con el subcampeonato al perder ante Dinamarca, lo cual fue presenciado por 100 mil personas que abarrotaron el recinto. 

Después, hay que viajar 30 años en el tiempo para que el Tri Femenil volviera a hacerse presente ahí: 2003, en la disputa por el boleto al Mundial, otra vez ante un estadio repleto... posteriormente, en 2007, un amistoso de México frente a Panamá antes de ir a los Juegos Panamericanos de Río. Y entonces, la espera se hizo larga nuevamente, hasta febrero de 2021 cuando la escuadra de Mónica Vergara recibió a Costa Rica, aunque a puerta cerrada... 

Es así que el regreso de las futbolistas mexicanas a su casa, el Azteca, fue triunfal: ante miles de personas, en medio de una pandemia, en un contexto nacional e internacional que cada día empuja más por la igualdad de género en el futbol, con una Liga profesional en crecimiento, con jugadoras en los clubes más importantes del mundo como Kenti Robles en el Real Madrid, con medios de comunicación interesados en hablar de ellas (no tantos como quisiéramos, pero se va avanzando), con niñas que saben que pueden hacer realidad su sueño de ser una Cristina Ferral, una Emily Alvarado o una Nancy Antonio. Lo vuelvo a escribir, fue triunfal. 

Casi 10 mil personas acudieron al Estadio Azteca.


Lo que ese día miles de mujeres y hombres pudimos vivir en el Estadio Azteca fue historia pura. Las estadísticas dirán 9 mil 682 personas acudieron al estadio, pero les faltará explicar que ahí estaban los sueños de millones de mujeres de México y del mundo, que por años estuvieron apagados, que por años estuvieron frenados por el machismo, que por años se quedaron en un quizá. El martes los quizá se convirtieron en un "es posible", los quizá se destruyeron con el gol de Maricarmen Reyes y de María Sánchez, los quizá se esfumaron con las niñas y niños que se emocionaron en las gradas, los quizá se hicieron añicos con el "Aaaaa-li-cia Cervaaaantes" que se escuchaba en gran parte del estadio, el martes los quizá se quedaron en el pasado. 



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