El machismo disfrazado en el futbol femenil profesional

¿Para qué quieren feminismo si mujeres y hombres tenemos los mismos derechos? Eso me han llegado a preguntar, sobre todo en redes sociales, y es cuando me doy cuenta de cuánto hay por hacer todavía en materia de género en la sociedad. 

América no siempre ha podido jugar en el Estadio Azteca.
Foto: Adrianelly Hernández


Lo más importante que las personas debemos tomar en cuenta es que la violencia machista es estructural, ¿qué significa esto?, que nacemos en una estructura patriarcal, en la cual, se posiciona a los hombres y a lo masculino como lo relevante, lo importante, lo protagónico y todo lo que no entra en esa categoría es inferior, secundario, débil... Mujeres y hombres en este país nos educamos en una cultura machista. Si tengo que hablar de mi experiencia familiar, tendría que retomar el hecho de que hay una cierta decepción de que mis padres nunca tuvieron un varón, sólo cuatro hijas, y noten la expresión "sólo cuatro hijas", con un menosprecio de no concebir entre sus hijos a un hombre. ¿También les pasó? ¿Les suena que los futuros padres expresen que prefieren tener varones? ¿Se han puesto a pensar por qué? ¿Es natural? No. Todo esto es social y cultural, impuesto por el patriarcado y esto se refleja también en la forma en que interactuamos en el deporte, en situaciones que mucha gente minimiza y que al considerarlas "normales", no toman en serio, cuando es donde el machismo se encuentra disfrazado. Por eso, les dejo la siguiente lista para su reflexión y les invito a que dejen en los comentarios en qué otros aspectos se esconde el machismo:

1.- El uso del lenguaje que minimiza al primer equipo femenil. 

Esta situación ha ido cambiando poco a poco, pero desde que la Liga MX Femenil inició, la mayoría de los clubes se referían a la escuadra femenil como si fuera parte de las fuerzas básicas o de una categoría inferior. Entre mis recuerdos está la forma en que Pumas publicaba los resultados de sus diferentes conjuntos, ponía "Resultados de nuestras fuerzas básicas" y ahí incluía a su RAMA FEMENIL. Ojo con esta situación, en los clubes hay categorías, referentes a Sub-20, Sub-17, Sub-15, pero además tiene dos ramas, que son la varonil y femenil, y estas son de Primera División, las dos, pero parece que a las directivas se les olvida y aunque pareciera insignificante dice mucho de la forma en que conciben al femenil, además de que esto nos lleva el punto número dos. 

Afortunadamente, Pumas ya juega en el Estadio Olímpico, aunque fue el último club en hacerlo. En la imagen, Fabiola Santamaría festeja el primer gol en la historia del estadio hablando de la rama femenil. 
Foto: Pumas MX


2.- El trato de los equipos femeniles de Primera División es como si fueran de Fuerzas Básicas. 

Y entonces cuando pensamos que los discursos no pesan, vienen las acciones. El hecho de que la hora de entrenamiento sea después de todos los equipos varoniles, que las futbolistas no puedan utilizar el gimnasio o el comedor porque está ocupado por la escuadra varonil, deja claro que el considerar al equipo femenil como inferior no sólo se queda en las palabras. 

3.- Culpar a los jugadoras. 

Aquí mencionaré varias aristas: se culpa a las jugadoras de su bajo rendimiento en proporción con el número de sus publicaciones en redes sociales, algo que no tiene la misma fuerza con sus homólogos varones, cuando antes de emitir alguna crítica o tildar culpas, habría que entender que algunas de ellas encuentran en sus posteos en redes, una posibilidad de aumentar sus ingresos, no siempre en dinero, a veces en especie, es decir, en zapatos, ropa deportiva, proteínas, etcétera. Asimismo, tampoco deben ser cuestionadas sobre sus posturas en temas sociales o políticos, ni mezclar esto con su rendimiento.

También se les culpa de cambiar de equipo, se les llama mercenarias (aunque esto también llega a suceder en la rama varonil, pero allí hay otra connotación y otras razones) cuando aceptan mejores ofertas en clubes que brindan salarios más altos o prestaciones razonables, esto viene normalmente de la afición, sin embargo, también los clubes han tenido este tipo de manifestaciones, como Atlético de San Luis, que en un comunicado informó que algunas jugadoras no estarán más en el plantel debido a que no aceptaron la renovación, poniendo en ellas todo el peso de la responsabilidad, sin mencionar qué tipo de oferta se les hacía, cuando es sabido por el medio del futbol femenil que los sueldos son precarios. 

Janelly Farías, quien es una activista sobre temas de diversidad sexual, lenguaje inclusivo y género, es una de las que más ataques recibe por su actividad en redes sociales.
Foto: América


Y es que la culpa es uno de los elementos más cuestionados por el feminismo, ya que se ha reflexionado sobre cómo las mujeres solemos padecerla debido a que fuimos criadas pensando en los otros, en ser para los otros, por lo tanto, hay una constante vigilancia a lo que hagamos, ya que la sociedad espera sacrificio y abnegación de las mujeres, por lo tanto, cuando hacemos algo pensando sólo en nosotras, en nuestro beneficio, somos cuestionadas. ¿Te ha pasado?

4.- Negativa de jugar en los estadios del club.

Para empezar, decir esto, los estadios pertenecen al club (o al estado, según el caso), pero no al equipo varonil, por lo tanto se deberían considerar diferentes factores para organizar las agendas y permitir que las ramas y categorías que ahí jueguen, sea por méritos, posicionamiento o, de hecho, por lo futbolístico (en referencia a que si en el reglamento de la liga femenil se incluye que en las finales es obligatorio jugar en el Estadio, ¿no deberían los conjuntos preparar a su rama femenil para esto?), sin embargo, varios clubes dejan en último lugar al equipo femenil cuando de organizar los partidos en sus recintos oficiales se trata. En este tenor tenemos a Atlas y América (Pumas ya se está salvando de esto, pues aunque fueron las últimas en jugar en su estadio, ahora lo hacen de manera constante), escuadras que sí suelen ser protagonistas en la femenil y que pese a ello, las directivas tienen a bien mandarlas a las canchas de entrenamiento. ¿Por qué? Tristemente se han escuchado irrisorios argumentos relacionados con que las futbolistas prefieren jugar ahí, cuando es claro que ellas no declararán algo que contradiga los mandatos del club, ya que ante todo cuidan su trabajo. 

Carolina Jaramillo festejando un gol en el Estadio Azteca, en uno de los pocos partidos que América jugó ahí.
Foto: Chivas


5.- El argumento "no vende". 

Con el argumento de que el futbol femenil no es negocio, se han establecido sueldos bajos, poca proyección de las jugadoras en redes sociales y medios de comunicación, lo que repercute en el poco interés de marcas. Pero cada que leo esta frase que sirve de pretexto para hacer menos al futbol femenil, me pregunto si la gente comprende cómo se posiciona un negocio o un espectáculo. Para lograr tener éxito en el plano comercial, debes ofrecer un producto de calidad, para el cual debes invertir y claro que en primera instancia tendrás que inyectar más capital del que te reditúe, pero las recompensas llegan, así lo han demostrado otros equipos en el plano internacional, como el Lyon, Chelsea, Barcelona, PSG... Lo que deja ver este "no vende" en realidad es un "no nos interesa posicionar a la rama femenil", y es que se convierte en un círculo vicioso que conviene para mantener un sistema de desigualdad para las futbolistas, ya que no pueden rendir al 100 si aparte de jugar futbol necesitan llevar a cabo otra actividad para completar sus ingresos, o bien, si no tienen otro trabajo, es probable que tampoco tengan el dinero necesario para trabajar su cuerpo y su mente a nivel profesional, ya que esto implica entrenamiento fuera de cancha, como la alimentación, el descanso e incluso el trabajo psicológico, pero ¿con qué dinero? Y entonces aparecen declaraciones en los clubes como "de qué forma les vamos a pagar más si no dan resultados", ¿se dan cuenta que puede ser que no den resultados debido a sus bajos salarios, lo que repercute en su rendimiento?

6.- Hacia dónde voltean las marcas. 

Si bien, todavía es baja la inversión que hacen las marcas en el futbol femenil, ha quedado demostrado que algunas de las que lo hacen buscan a un tipo de jugadora que se acerca más al cumplimento del sistema hegemónico, es decir, que tenga las características de la feminidad y de la heteronormatividad, a pesar de que su rendimiento en la cancha no sea de élite. Es así que no siempre vemos en los medios o en la publicidad a las mejores futbolistas, sino a quienes las marcas consideran dentro de los estereotipos de género: femeninas, con un tono de piel blanco (en la mayoría de las veces), ojos claros... y claro, enfatizando su heterosexualidad. Y ojo con esto, no es culpa de quienes sí aparecen, más bien, debería existir una posibilidad para todas, pero eso no es decisión de las deportistas, sino de las marcas y los medios, a ellos va la crítica, puesto que... ¿dónde quedan las demás?, ¿por qué no son representadas en los medios o por qué no son elegidas como embajadoras de las marcas? 

Estos puntos son sólo algunos en donde se encuentra inmerso el machismo y el sistema patriarcal en el futbol femenil profesional mexicano, en situaciones que muchas personas ven como "naturales", pero que en realidad están impregnadas de una violencia estructural hacia las mujeres al minimizar su participación en una actividad considerada como profesional. 


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