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La violencia empañó el clásico tapatío (Foto:Jam Media) |
Se fue de las manos. El clásico tapatío ocupó las portadas de los diarios del domingo, no por la excelencia del juego, aun cuando sí fue un duelo emocionante, sino por la tremenda bronca que sucedió en las gradas del estadio Jalisco, entre "aficionados" del Guadalajara y policías municipales. Las cámaras de televisión desviaron su foco de la cancha, para tomar la trifulca que estaba ocurriendo en la cabecera sur del recinto. Minutos antes, las cámaras también tomaron las bengalas encendidas en la barra rojiblanca, situación que motivó la presencia de los uniformados en esa parte.
La trifulca se tornó sumamente violenta. Los comentaristas de Televisa pedían a su producción que no los tomaran, que no dieran espacio a ese tipo de imágenes tan dañinas para el futbol; pero, en primera, la televisora no iba a dejar pasar la nota y, en segunda, al final eso sirvió para identificar a los involucrados.
El saldo fue de 19 personas detenidas y 30 heridas, algunas de gravedad; en la madrugada del domingo, el estadio Jalisco fue clausurado y el Ayuntamiento de Guadalajara estableció una multa de 2 millones 284 mil 755 pesos por sobre cupo, violencia y 36 bengalas detonadas; además, la Femexfut impusó el veto de un partido para el Jalisco y una multa de 5 mil días de salario mínimo vigente, es decir, más de 330 mil pesos.
Atlas, el club, es el menos culpable en cuanto al comportamiento de la barra visitante, pero es responsable de velar por la integridad de los asistentes al juego y de que la seguridad prevalezca en el estadio, por ello, el castigo va primero para los rojinegros. Es cierto que el apoyo de la 51 y de todos los atlistas que cada 15 días se dan cita en el estadio, es crucial para el equipo en la lucha por el no descenso (aunque Atlas no ha ganado en su estadio en lo que va del torneo) y que los Zorros padecerán el silencio de su hogar cuando el próximo 5 de abril enfrenten al Puebla, en un partido que, por cierto, es crucial en la tabla de porcentajes, pues tienen los mismos puntos y un cociente de 1.0515; sobre todo cuando, a falta de cinco fechas, el Atlante, colero de la porcentual, está a cuatro puntos de los rojinegros.
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Lamentablemente, lo futbolístico es lo menos comentado después del clásico (Foto:Mexsport) |
Aun con las deficiencias en la seguridad del estadio y el cuestionamiento sobre por qué eran tan pocos policías en la zona sur del Jalisco enfrentando a decenas de Chivas, es necesario recalcar que todo esto puede evitarse; está claro que no existió seguridad suficiente, pero no sería requerida y exigida si los aficionados al futbol en México entendieran que es un juego, un juego intenso que se vive, se grita, se ríe, se llora, se canta, pero nunca, nunca se golpea por él, que el fanatismo sólo provoca catástrofes como la que se presenció el sábado por la noche.
Las multas se pagarán, Atlas volverá a ver su estadio lleno de gente, las barras regresarán a las tribunas, Guadalajara cobijará nuevamente a su porra, pero la cultura del pambolero mexicano seguirá como siempre, contaminada por las barras sudamericanas, por los hooligans europeos, por la ceguera de una pasión desbordada que crea un aficionado violento incapaz de comprender que la guerra se vive sobre el pasto, con el balón pegado a los pies, se gana con goles y se presume con cantos; no con sangre y amenazas en la tribuna. Cuando eso cambie, no sólo se beneficiará el futbol, sino todo México; porque, además, lo ocurrido en el Jalisco, es un reflejo más de la corrupción social que impera en el país.
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