Más almas de niños tras un balón de futbol

Raúl Gudiño intentaba motivar al equipo al terminar el primer tiempo
(fotografía: Mexsport)
Se necesitan más almas de niños con un balón de futbol en los pies. ¿Qué pasa con el mundo del futbol? Las poderosas selecciones juveniles no lo son en la Mayor, Argentina nunca ha ganado un Mundial sub-17, mientras que Nigeria acaba de sumar su cuarta corona, las potencias en el futbol femenil no se parecen mucho a las de sus similares varoniles... cuestión de oportunidades, intereses económicos que llegan a contaminar el deporte, la cultura de cada país, el respeto a los procesos de formación, tantas razones...

A los 17 años, el cuerpo humano está en plena transformación, a unos años de completar su crecimiento; pero la esencia infantil se mantiene. Los rostros de los futbolistas de México sub-17, que hicieron un gran torneo en el Mundial de los Emiratos Árabes Unidos, reflejan los primeros sueños con el balompié, cuando a los cinco o seis años, el padre, la madre, los tíos, incitan al niño a patear un balón, cuando le ponen la camiseta del equipo de la familia o cuando lo llevan en hombros al estadio. Ese niño empieza a entregarse a una pasión que para entonces no dimensiona, pero que de pronto lo impulsa para ir a entrenar dos veces por semana, para levantarse temprano un sábado o un domingo y llegar a jugar a una pequeña cancha en la que todos improvisan un juego, que sin embargo los divierte y los hace crecer en cuerpo y espíritu.

Estos niños nos hicieron soñar
(fotografía: fifa.com)
Esos primeros encuentros con el futbol definen al jugador, lo vuelven sensible, lo enamoran de un balón. Jorge Valdano recuerda su infancia y sus primeros partidos en su pueblo natal: "yo no tenía más de once años, pero, generalmente, me elegían a mí antes que a algunos amigos que tenían los 'inalcanzables' catorce. Ni cuando fui citado para jugar mi primer Mundial me volví a sentir tan importante como entonces. En aquellos partidos improvisados, el futbol me ayudó a ajustar el sistema de comunicación infantil y me enseñó nociones de superación personal, solidaridad, competitividad, reparto de papeles, trabajo en equipo, tolerancia, cultura del esfuerzo... De esa capacidad de aprender mientras juegas, nació mi confianza en el deporte como vehículo de formación".

Las lágrimas de Erick Aguirre cuando cayó el tercer gol nigeriano, no son más que el palpitar de un alma limpia que ama al futbol por sobre todas las cosas y que encuentra en él un camino que desea recorrer, quizá para toda la vida. Aguirre, Raúl Gudiño, Pedro Terán, Ulises Rivas, Iván Ochoa, Marco Granados, Alejandro Díaz... ellos todavía no piensan en el contrato millonario, en las regalías por publicidad, en los bonos por ganar un partido, en cuidar el físico, en negar un autógrafo o una foto, ellos piensan, laten, sienten un futbol romántico, que no entiende de dinero, pero sí de orgullo cuando se ponen la camiseta nacional. 
Iván Ochoa, quien se llevó el Balón de Bronce,
sufrió como el resto esta derrota
(fotografía: Mexsport)

¿Qué pasará con ellos? Ojalá que no les ocurra lo mismo que a los campeones del 2005 y del 2011. Son contados los nombres de aquellas generaciones que mantienen un proceso exitoso. De los campeones de Perú 2005, Carlos Vela vive un gran momento con la Real Sociedad, pero no muestra interés en la Selección Nacional, Giovanni Dos Santos ha sido intermitente y aunque ha tenido grandes actuaciones con el Tri, no termina por despegar, Héctor Moreno ha sido regular y mantiene un buen nivel de juego, el Pato Araujo se ha ganado su lugar en Primera División; pero la mayoría se fueron apagando. 

De los héroes del 2011, Marco Bueno es un cambio recurrente en Pachuca, Antonio Briseño debutó con Atlas y se le ha dado oportunidad en la Copa MX, Julio Gómez no ha tenido mucha participación en Pachuca, misma situación vive Jonathan Espericueta en Tigres, Carlos Fierro hace sus pininos en Chivas, pero antes de él, en la delantera rojiblanca están Aldo de Nigris, Rafael Márquez o Miguel Sabah.

Su futuro es incierto, el futbol es negocio, a pesar de que antes fue el sentimiento de un niño, y estos jóvenes tienen un largo camino que pueden recorrer, si saben manejarse y encuentran a las personas correctas a su paso. Hoy nos regalaron grandes satisfacciones, dejaron en el camino a Italia, Brasil y Argentina, y eso no cualquiera, disfrutemos de su entrega, de su futbol de corazón, porque no sabemos si puedan mantenerlo así. 


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