La última y nos vamos

México está cerca de ver el Mundial a través de la televisión
Viste una capa de Superman, pero no mide más de un metro con cuarenta. La lluvia cae constante en el sur de la ciudad. La afición deja su asiento cuando todavía faltan cinco minutos para el silbatazo final. El Superman está sentado junto a su madre mientras sus vecinos de butaca; los que también hicieron la ola, los que compraron una bolsa de papas fritas, los que no paraban de hacer sonar una corneta, los que gritaban ¡Mé-xi-co!, ¡México!, los que gritaron a todo pulmón el gol de Oribe Peralta al minuto cinco; emprenden el camino con rumbo a la salida. Al mismo tiempo, los que aún quedan en el Estadio Azteca gritan ¡Fuera Chepo!, ¡Fuera Chepo!.. pero no falta el abusado que mezcla un ¡Fuera Peña Nieto!

De cuando en cuanto vuelan los vasos de cerveza, los pedazos de cartón, quizá el agua de riñón. El Superman sostiene su cara con las manos. Se le nota cabizbajo. Andrés Guardado intenta un centro que se va descompuesto por detrás del arco. El Azteca se llena de un "¡sí se puede!, ¡sí se puede!", aunque algunos se molestan "¿esa mamada qué?, pinche selección". 

El Tricolor dominaba, pero dejó escapar, en un par de minutos, su primera victoria en casa

El de la chamarra verde, el Chepo de la Torre, casi no se sentó. Se pasó los minutos en el filo de su área dando indicaciones, mismas que no rindieron frutos. Cuando entró Javier "Chicharito" Hernández, la afición le aplaudió, pero el jugador del Manchester United tampoco hizo mucho en sus minutos de juego. 

Javier Aquino intenta un desborde, pero sólo gana un saque de banda. Diego Reyes se ve como defensa en el área hondureña y no se atreve a tirar cuando está a unos pasos de la meta enemiga. Giovani Dos Santos se ofuscó y desde que Christian Giménez y Ángel Reyna salieron del campo, el jugador del Villarreal dejó de lucir. 

En las gradas del Azteca que están cerca de las pantallas, casi no se escuchó el pitazo final, pero se notó que había terminado porque los jugadores de casaca naranja, los catrachos que estaban en la banca, saltaron al terreno de juego para celebrar. Intercambio de camisetas, los visitantes se despiden de los mexicanos que apresuran el paso hacia el túnel que los lleva al vestidor. A lo lejos, Jesús Corona se quita los guantes.

La afición no lo podía creer
La lluvia dejó charcos por doquier, los vendedores insisten en querer acomodar las playeras verdes y las banderas tricolores. "Lleve su bandera para festejar... el 15 de septiembre". El Superman camina al lado de su madre, es hora de irse. Está enojado. "Es que todos le aplaudieron al Chicharito... por esa porquería sacaron al Chaco". En realidad, el Chaco Giménez salió para dejarle su lugar a Andrés Guardado, pero el superhéroe infantil sigue molesto. 

"Cuando vine a la eliminatoria para Sudáfrica era una fiesta, todos íbamos cantando...", recuerdaba una mujer que lleva la camiseta negra de México. Es un desfile un tanto sin chiste. La gente se apura para tomar un bicitaxi, llegar a Periférico o abordar su automóvil. Nadie quiere acordarse de esta noche, de esta noche en la que el Azteca se vistió de luto,  en la que se demostró lo endeble que es aquel que fuera El Gigante de la Concacaf.  Esta fue la última del Chepo de la Torre. 


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