La mujer en el deporte no la tiene fácil

A pesar de que en la historia la mujer siempre ha figurado en las actividades deportivas, aunque en menor medida que los varones, en el año 2013 sigue enfrentándose a prejuicios que le impiden desarrollarse con total plenitud en ellas. Estos obstáculos son diferentes en cada país, quizá en algunos prácticamente no existan, pero en México, el éxito de las féminas sobre las canchas, duelas o campos, es un fenómeno que no es totalmente aceptado por la sociedad. ¿Por qué?

En mi opinión, porque todavía impera el machismo y los valores conservadores que prefieren ver a las mujeres en facetas "comunes": el hogar, la cocina, la crianza de los hijos, la docencia, la estilista, la modista... Encontrarla fuera de estos cánones es hasta cierto punto incómodo, no sólo para los hombres, sino para las mismas mujeres. Prácticamente, ya no se les prohíbe su participación en ningún deporte, pero está lejos de acaparar tantos reflectores como los hombres. 

El futbol femenil mexicano todavía tiene mucho por crecer
La mujer, en el deporte y otros ámbitos como en ocasiones el laboral, suele ser juzgada por su belleza. Es común escuchar que en los pocos partidos de futbol femenil que se transmiten, los comentaristas acoten durante todo el encuentro, lo guapa que es tal o cual jugadora. "Es buena futbolista, y además guapísima, podría ser modelo". Ya imagino yo a una comentarista femenina en un partido de soccer varonil diciendo "mira, pero qué bueno está Carlos Vela", sonaría fuera de lugar y poco profesional, ¿verdad? Pero nadie repara en este tipo de comentarios en el deporte femenil hasta y se escuchan muy naturales. 

Los culpables: la cultura y las tradiciones que imperan en nuestro país. Los medios de comunicación por ejemplo, buscan modelos estéticos o personajes que dejen grandes ganancias. Una mujer necesita obtener un gran logro para ser volteada a ver, como el caso de la fallecida Soraya Jiménez, quien saltó a la fama gracias a su medalla de oro en Sydney 2000, la primera presea femenina para México en unos Juegos Olímpicos, antes de eso nadie había escuchado ese nombre. Tampoco el de Ana Gabriela Guevara antes de que empezara a ganar medallas en Juegos Panamericanos, Copas y Campeonatos Mundiales y, por supuesto, aquella medalla de plata en Atenas 2004; mucho menos se habían tomado la molestia de hablar de la Selección Femenil Universitaria que este 2013 alcanzó la medalla de plata en la Universiada Mundial, hasta que precisamente, empezaron a ganar sus partidos y a colarse en lo más alto. Después de eso, nada. 

En el caso del futbol, Andrea Rodebaugh, ex seleccionada nacional y que ahora labora en la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), considera que cuando en un país se promueve el desarrollo de la mujer, al mismo tiempo lo hace su sociedad, ese es el objetivo de que la mujer participe en el deporte. "No puedes ser un país desarrollado si ignoras a la mitad de tu población", dice.

En algún momento, Alicia "Pelé" Vargas, también declaró que en el Mundial de 1971 había mucho celo por parte del sector varonil. Enrique Borja, a pesar de que ayudó a las seleccionadas, hizo declaraciones en su contra. Era 1971, y la situación no ha cambiado mucho.

Hay desinterés en México a la hora de promover el desarrollo del futbol para mujeres. Armando Magaña, entrenador de Andrea's Soccer expresó que "si la familia mexicana no quiere que sus hijas jueguen futbol y si el mundo varonil no quiere al futbol femenil, estamos más que muertos" y añade "al parecer tampoco le interesa a la Federación Mexicana de Futbol porque prefieren no intervenir".

Magaña, con muchos años de experiencia en el balompié de mujeres, señala que nuestro país está estancado en comparación con naciones como Japón, quien en 12 años pasó de ser el tercer lugar de Asia a convertirse en campeón mundial. Y México sigue en la misma, por detrás de Estados Unidos y Canadá desde 1999. "No va a pasar de ahí mientras siga Leonardo Cuéllar (...) porque su pretexto es 'mientras no haya una liga no me pidan que gane', lo que, según Magaña, explica la displicencia en cuanto a aceptar los fracasos de Cuéllar en el banquillo de la Selección Nacional. La comodidad de mantenerse sin exigencias, cuando las mujeres mexicanas tienen el talento, pero no se les proyecta para mejorar.

La mujer en el siglo XXI sigue luchando por equidad, esa lucha empezó más tarde que la del esclavo varón, pero eso no significa que no triunfará. La incursión de la mujer en el deporte es una de sus más grandes victorias, pese a que sigue enfrentándose al mundo y al juicio social, buscando no ser vista como un objeto o una cara que debe ser bonita y siempre femenina. Todavía queda mucho por hacer y el futbol femenil seguirá buscando prosperar, a pesar de los pesares. 


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