El futbol femenil existe a pesar de ellos

"A nadie le interesa el futbol femenil", "nadie ve futbol femenil", "deberían eliminar al equipo femenil de (inserte el club que guste)"... esas y más frases que denostan el futbol practicado por mujeres son las que constantemente se leen en redes sociales. Sin duda, el futbol femenil no existe gracias a los hombres, sino a pesar de ellos. 

Las futbolistas españolas han luchado contra su propia Federación por malos tratos. Foto: Sefutbol


Si se habla de la incursión de las mujeres en esta disciplina, podemos enfatizar que fue prácticamente a la par de su organización formal a finales del siglo XIX, cuando Nettie Honeyball apareció en el mapa, encabezando un partido en Londres que reunió a más de 10 mil personas. 

Las mujeres estaban ahí, apropiándose de las canchas porque también las querían, apropiándose de la pelota porque también podían dominarla, apropiándose de su vida y de su libertad porque también se lo merecían. 

Sin embargo, el interés que estaban despertando encendió las alarmas a nivel UEFA y a nivel FIFA, y vino la prohibición de 1920 a 1970, cinco décadas de estancamiento que afectaron profundamente al futbol femenil. 

El futbol femenil llegó para quedarse en los estadios. Foto: FMF


¿Cuál era el miedo de los hombres de aquellos años acerca del futbol femenil? ¿Perder protagonismo? ¿Tener que compartir su espacio? ¿Qué les quitaba la presencia de las mujeres en las canchas de futbol?

A 100 años de aquella prohibición, queda claro que el futbol femenil existe y persiste a pesar de ellos. 

La misoginia moderna 

Es mayo de 2024 y se puede decir que no está prohibido que las mujeres jueguen futbol, en muchos países del mundo existen ligas profesionales, la FIFA ha instado a que sus afiliados tengan una Selección Nacional, podrían venir y decirnos "dejen de molestar, nadie les prohibe jugar...", claro, en el papel nadie lo prohibe, ¿pero en la realidad? 

Los actos dicen lo contrario. El dinero que se destina al futbol femenil no solo es menor que al varonil (lo que puede entenderse por cuestiones de mercado), sino que es grosero, indignante, una burla. 
Santos ha sido uno de los equipos más olvidados en la rama femenil. Foto: Santos



Y más allá del capital para el futbol femenil están los tratos que ponen siempre a las mujeres en un segundo plano y que además, las colocan en situaciones de riesgo de distinta índole. 

¿Horarios de entrenamiento? Solo los que no utilice el equipo varonil. ¿Gimnasio? Sí, pero cuando no lo use el varonil. ¿Estadios? El lunes. ¿Bonos por alcanzar objetivos? Agradezcan con el salario. ¿Espacio libre de violencia machista? Para que se meten a un territorio de hombres. Y si hablas, te vetamos.

¿Inversión en el plantel femenil? ¿Para qué? Subamos a la Sub-19, aun cuando eso pueda frustrar sus carreras y exponerlas a la crítica encarnizada de la misma afición. 

Hace apenas unos días, jugadoras de la Selección Argentina renunciaron a la convocatoria debido a los tratos no profesionales hacia ellas, ¿pedían millones? No. Se quejaban por la alimentación de baja calidad y el que no se les apoyara con viáticos, es decir, lo mínimo. 

En ese mismo contexto, el Barcelona Femenil, que acaba de coronarse en la Champions League por tercera vez, recibía en una bolsa sus medallas de campeona de la Copa de la Reina. "Es que al varonil también lo tratamos así", se excusaron, y sin embargo, entre líneas se puede leer que el futbol de ellas les sigue pareciendo secundario. 

El Barcelona Femenil es un equipo de época. Foto: FC Barcelona Femení



A más de 100 años de Honeyball o Lily Parr, a 50 años de Alicia Vargas o Elena Schiavo, a 30 años de Michelle Akers y Mia Hamm, a 20 de Marta... al hoy de Alexia Putellas, el futbol femenil existe gracias a las mujeres que no han dejado de insistir, pero también persiste muy a pesar de ellos a quienes tanto incomoda que invadan lo que creen que es su cancha. 

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